martes, 18 de marzo de 2008

Los hispanos cambian la demografia de la iglesia mormona

AP. New Herald
Luis Cruz se crió en la misma fe católica de sus padres en Chiapas, México. Pero cuando vino a Phoenix hace más de tres años, sintió un vacío espiritual que la Iglesia católica no pudo llenar. “Durante el transcurso de todo un año no pude hallar aquí una sola iglesia”, dijo en español el jardinero de 33 años. “No sabía dónde daban misas. No pude hallar una iglesia hispana cercana”.

Todo cambió cuando una mujer que conoció en Mesa lo invitó a reunirse con dos misioneros de la Iglesia de los Santos de los Ultimos Días (mormona). El encuentro fue el desencadenante de su eventual mudanza a Mesa y su conversión a la fe mormona. “Lo que realmente me impresionó (de los misioneros) fue que no hablaban mal de otras iglesias”, afirmó. “Me hablaban de Jesús, del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es lo mismo que hacen en la Iglesia católica. La única diferencia es que en la religión católica hay santos”.

Mesa, que fue incorporada por pioneros mormones a fines de la década de 1870, suele considerarse una comunidad conservadora, blanca, dominada por los mormones. Pero a medida que crece la población hispana, algunos nuevos inmigrantes mexicanos abandonan sus tradicionales raíces católicas por la fe mormona.

A comienzos del 2002, la Iglesia mormona sólo tenía cinco congregaciones en un radio de 16 kilómetros (10 millas) del centro de Mesa que ofrecía servicios en español, dijo Elder Wilford Andersen, un dignatario de la Iglesia que supervisa los asuntos de los mormones en el sudoeste.

Actualmente, esa cifra se ha duplicado con creces a 13 congregaciones de habla española en Mesa. “Creo que la Iglesia está creciendo entre todas las poblaciones, pero la población hispana ha crecido notablemente en Mesa y Arizona y todo el sudoeste”, dijo Andersen, residente de Mesa. “Refleja el crecimiento hispano general en nuestra zona”.

El crecimiento en el número de afiliados de habla hispana también se refleja a nivel mundial. Según una portavoz de la Iglesia en Utah, el mayor número de feligreses registrado entre 1995 y el 2006 ocurrió en Sudamérica. Los mormones allí superan los 3 millones, la segunda mayor cifra después de Estados Unidos. El número de congregaciones mormonas de habla española en Estados Unidos también ha experimentado el mayor aumento en comparación con los feligreses de cualquier otro idioma aparte del inglés. Entre el 2000 y el 2006, el número de congregaciones de habla española creció de 389 a 639.

La Iglesia mormona, al igual que la mayoría de las demás, no pregunta la situación inmigratoria de la gente a la que invita a incorporarse a su seno. Pero los feligreses de las congregaciones de habla hispana dicen que es probable que haya muchos inmigrantes ilegales. Pablo Félix, obispo de Liahona en Mesa, dijo que no puede estar seguro acerca de su congregación, pero sospecha que del 60% al 70% podrían estar aquí ilegalmente.

Los cambios demográficos en Mesa repercuten con el aumento de feligreses hispanos. “En general, la cultura hispana es una cultura de familia y no de individuos”, dijo Félix. “Uno hace cosas por la familia. Hablando en general, en Estados Unidos prevalece la cultura del individuo”.

La Iglesia mormona se enorgullece de su orientación hacia la familia. Las familias mormonas son tradicionalmente numerosas, y la Iglesia sugiere que las familias participen en un acto semanal tradicional todos los lunes llamada Noche Hogareña Familiar. Allí es cuando los padres vuelven temprano a la casa, desconectan sus teléfonos y pasan su tiempo junto a sus hijos.

Al contrario que otras denominaciones cristianas, la Iglesia mormona tiene una presencia visible en Mesa y en varias partes de Latinoamérica. Desarrolla esfuerzos humanitarios y despacha misioneros constantemente.

En Mesa hay unos 14 misioneros de habla hispana que se aventuran en zonas empobrecidas, según las misiones de Tempe y de Mesa que sirven la región. “Los hispanos son muy abiertos, lo que significa que si los misioneros van de puerta en puerta, pueden ser recibidos y enseñar”, dijo William Watson, presidente de la Misión de Mesa en Arizona.

La Iglesia no toma posición en la cuestión inmigratoria ni se afilia con grupos interreligiosos que fijan una posición. Pero eso no significa que no lo hayan hecho algunos prominentes políticos mormones, y es aquí donde se plantean las controversias. El más conocido entre esos políticos es el legislador de Arizona Russell Pearce, de Mesa, enérgico adversario de la inmigración ilegal que se ha referido a su ciudad como “país tercermundista”.

El año pasado, activistas proinmigratorios se disgustaron de que la Iglesia mormona no defendiera a su congregación hispana de los embates de Pearce. Y Roberto Reveles, ex presidente del grupo Somos América, acusó a la Iglesia de “hacer proselitismo por un lado y persecución por el otro”.

Para algunos conservadores de mayor edad, la presencia de inmigrantes ilegales es una fuente de frustración, y algunos miembros de la Iglesia apelan a la doctrina religiosa para justificar su posición. La senadora Karen Johnson, de Mesa, también mormona, suele aludir a pasajes doctrinales al discutir la inmigración ilegal.

Además de los Artículos de Fe, según los cuales los miembros deben obedecer las leyes del país, apela a los sermones pronunciados por un apóstol de que la gente puede llegar a Dios “sin salir de su patria”. “Creo que como mormones, se nos enseña a ser honestos en todos nuestros tratos con el gobierno”, dijo.

Como obispo, Félix no puede discutir de política. Admite que puede ser difícil trazar una línea entre la neutralidad política de la Iglesia y sus posiciones personales. Es hijo de inmigrantes. “Pienso que algunas personas tienen su modo de pensar y de actuar”, afirmó, hablando por sí mismo y no por la Iglesia. “Me entristece en un sentido porque estamos lidiando con seres humanos”.

El tema de la inmigración rara vez se ventila en las conversaciones dentro de la Iglesia. Y cuando aparece, Félix dice que recuerda a los miembros de la congregación que todo el mundo -incluyendo Russell Pearce- tiene derecho a dar su opinión.

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